José Gabriel Alemparte Mery

Tuesday, January 03, 2006

Artículo Publicado en el Diario Electrónico EL MOSTRADOR - Marzo de 2005


12 de Marzo del 2005 - Publicado en el Diario El Mostrador

El ''gallito'' de Carlos Mesa
por José Gabriel Alemparte Mery *

Carlos Mesa, presidente de Bolivia ha demostrado una capacidad sobrenatural de gobernar la compleja situación política boliviana. La noche del ocho de marzo demostró su liderazgo cuando atravesó en plena noche la Plaza Murillo en la Paz, y rodeado de miles de bolivianos que lo aclamaban, salió del Palacio Quemado para ingresar al Congreso Boliviano, donde sin apuntes, y durante casi media hora, se dirigió al Congreso Pleno que pocos momentos antes había rechazado su renuncia para no sólo confirmarlo en el cargo, sino además para darle la sustentación necesaria para llevar a cabo su programa político y entregarle la legitimidad que las urnas no le han dado. Junto con ello golpeó fuertemente al movimiento indigenista y a los bloqueos de caminos, Mesa se dio el lujo de poner a Bolivia “entre la espada y la pared” y concitar el apoyo de la comunidad internacional.
Hasta hoy todos en Bolivia coinciden que existe un solo gran perdedor que tiene nombre: Evo Morales el Diputado y líder cocalero del MAS.
El domingo por la noche el Presidente de Bolivia Carlos Mesa anunció a los bolivianos su intención de renunciar a la Presidencia de ese convulsionado país altiplanico, en un hecho que demostró una capacidad de negociación y de riesgo político que pocos en el cargo de Mesa están dispuestos a asumir. Mesa corría el riesgo que el complejo ambiente político boliviano representado en el dividido Parlamento no logrará ponerse de acuerdo y perder, dicho sea de paso la Presidencia de Bolivia, además de dejar a Bolivia en una situación insostenible desde el punto de vista institucional que podría incluso haber desembocado en la sublevación de varias zonas como la de Santa Cruz que hasta hace pocas semanas reclamaba su autonomía de La Paz.
Sin duda el cálculo de Mesa a estas alturas, y una vez reconfirmado en la Presidencia parece auspicioso. El “gallito” logrado por el Presidente no sólo le entregó el apoyo popular que necesita para realizar cambios más profundos, sino que consiguió alinear a las fuerzas políticas tras su gobierno. Esto último no es un tema menor. Mesa llegó a la Presidencia luego de la renuncia de “Goni” Sánchez de Lozada quién se autoexilio en Estados Unidos y actualmente esta siendo procesado por crímenes de lesa humanidad como resultado de la represión de las revueltas populares que llevaron a su caída y a su entonces ex amigo Carlos Mesa desde la Vicepresidencia al Palacio Quemado en Octubre de 2003.
Mesa no provenía de las lídes políticas, sino más bien de la arena académica. Carlos Mesa Gilbert de cincuenta y un años, es periodista e historiador, además de haberse especializado en España en literatura. Su participación política era escasa, además de no pertenecer a ningún partido político era un independiente que llegó a la Vicepresidencia de la mano de su entonces amigo Gonzalo Sánchez de Lozada. Su cercanía a la Presidencia de Bolivia sólo se reducía hasta entonces a la autoría del libro, “Presidentes de Bolivia; entre las urnas y los fusiles” en el año 1983 y a la conducción de un noticiario de televisión. De allí quizás su gran capacidad de oratoria, su histrionismo y la posibilidad de gran improvisación que demostró en su discurso ante el Congreso Pleno esta semana.
Pero Mesa nos recuerda a esos políticos que están en el momento preciso y en el lugar correcto cuando las circunstancias lo exigen. Lyndon B. Johnson lo supo al suceder a Kennedy luego de su asesinato en Dallas en la década de 1960. Asimismo, enemistado con Sánchez de Lozada que lo había llevado de compañero de formula, el quiebre definitivo se dio con una entrevista que Mesa dio en los días en que miles de bolivianos exigían la salida de Sánchez de Lozada. Mesa señaló entonces que no estaba dispuesto a “matar” a los miles de bolivianos que habían salido a las calles, cosa que si sucedió con la represión que vino de parte del entonces debilitado Presidente. Horas más tarde y mientras Sánchez de Lozada dejaba el país en un avión con dirección a Estados Unidos, Mesa se juramentó para iniciar un Gobierno no exento de crisis y en donde la situación del mar chileno se transformó en su forma de aglutinar y concitar apoyo de la comunidad local. Conocido fue su discurso en Monterrey donde el propio Presidente Lagos tuvo que enfrentarlo.
Pero más allá de lo anecdótico, lo de ésta semana marca un antes y un después en la presidencia de Mesa, ello por cuanto su “gallito” logró en primer lugar hacer salir a las calles a miles de bolivianos que aún confían en su gestión, en segundo lugar lo posicionó como una víctima del descreído sistema político boliviano frente a la ciudadanía, lo cual a estas alturas no es un hecho menor y le dio, por lo tanto, la legitimidad para exigir a los partidos políticos bolivianos el alineamiento con su gobierno en dos asuntos fundamentales. Por una parte la disposición de Mesa de llevar adelante una Ley de Hidrocarburos que asegure que las grandes reservas de gas de Bolivia sigan en manos estatales, pero que en su explotación participen capitales privados, como asimismo la convocatoria a una Asamblea Constituyente que dote a Bolivia de una nueva Constitución que resuelva el gran problema de la autonomía de las regiones del este boliviano, en especial, de la provincia de Santa Cruz, zona altamente productiva e industrializada, que resiente de la Bolivia indígena que representa La Paz, con el consabido drama racial y étnico que producen estas disputas.
Pero más allá de cualquier asunto, el triunfo de Mesa es político, tanto en el plano interno como en el externo. En el plano interno Mesa logró con el “gallito” satanizar a Evo Morales y a los líderes cocaleros y vecinales de la zona de El Alto. Dichos sectores han permitido el bloqueo de caminos, lo que sin duda a logrado distanciar aún más a las clases medias y altas de la causa indígena, e incluso ha significado a las clases populares el alejamiento de las reivindicaciones de Morales y su partido el MAS. Mesa ha llamado a “reflexionar” a Morales, culpándolo hábilmente de todos los males que acechan a Bolivia, e incluso éste último ha quedado tremendamente incomodo ante el rechazo de su sector político de la hábil movida de Mesa quien goza de un amplio apoyo popular.
Pero uno de los asuntos más interesantes ha estado en la carta blanca que ha entregado la comunidad internacional a Mesa. Tanto Estados Unidos como Europa, y gran parte de América Latina se pronunciaron con sus Cancillerías muy temprano a favor de Mesa. Sin duda este apoyo le ha permitido que los bloques políticos en el Congreso de Bolivia le hayan entregado un rechazo a su renuncia, además de que organismos internacionales de crédito como el FMI se encuentran hace mucho tras la posibilidad de que Mesa concrete su anhelada Ley de Hidrocarburos (muchos han llegado a señalar que de no concretarse ésta, la condición de pago de la deuda externa boliviana se vería altamente comprometida).
Capítulo aparte merece la actitud del Gobierno chileno frente a la renuncia de Mesa. Temprano el lunes por la mañana el Ministro Secretario General de Gobierno Francisco Vidal salió al paso y declaró la no intromisión de Chile en asuntos internos. Algo que a esas alturas sonaba extraño frente al apoyo recibido por otras cancillerías. Incluso el propio Canciller Walker de visita en Estados Unidos y Canadá señaló escuetamente estar siguiendo de cerca la crisis boliviana. La actitud de Chile deja entrever una cautela especial frente a la crisis boliviana, quizás como recuerdo de otras similares como la caída de Hugo Chávez hace algunos años, hecho que le costó el cargo al Embajador de Chile en Venezuela. Pero lo interesante de este silencio ecuánime que caracterizó a Chile, resulta de la escasa información que a veces pareciera existir en Chile sobre nuestro vecino altiplanico. De aquí en adelante, no se debe desmerecer el vigor que adquiere en términos políticos Mesa, lo que puede complicar a Chile en los próximos meses en los cuales, Mesa una vez más, intentará reflotar el tema de la mediterraneidad para concitar el apoyo interno que tanto necesita. Complejo escenario el que se espera para los próximos meses en las relaciones con Chile.
Mesa es quizás uno de los políticos más hábiles que tiene Bolivia en estos momentos y, por tanto, es hora de empezar a tomarlo en serio y ser capaces de saber con anticipación que el mar nuevamente será su bandera de lucha de aquí a 2007 cuando finalice su gestión.
En último término muchos echamos de menos la posición de José Miguel Insulza frente a la crisis boliviana esta semana. El candidato a Secretario General de la OEA debería haber sido capaz de canalizar la solución de la crisis para su propia candidatura. Esta era quizás la primera vez que Insulza, siendo candidato, podría haber establecido su pauta frente al tema boliviano e institucional, lo que le habría dado valor agregado a su candidatura, y lo habría posicionado como Secretario ad portas de la OEA. Con todo es de esperar que en los próximos meses Bolivia pueda retomar la senda del progreso y salir de la pobreza en la cual viven millones de bolivianos y conseguir con ello la estabilidad que nuestros vecinos merecen.
José Gabriel Alemparte Mery. Ex Vicepresidente de la Federación de Estudiantes de la Universidad Diego Portales, Egresado de la Escuela de Derecho de la misma Universidad.

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