Escrito en el mes de Junio de 2005.
N del A: "Este artículo fue escrito por mí, un mes después de la irrupción de Sebastián Piñera en el Consejo Ampliado de Renovación Nacional, donde con 2/3 de los votos se alzó como la segunda opción presidencial de la debilitada Alianza por Chile. Si bien las cosas han cambiado, y ya vivimos el descenlace de la primera vuelta presidencial es bueno tener en cuenta algunos antecedentes de lo que era Piñera a un mes del inició de su carrera presidencial. Por éstos días debiese aparecer un artículo en esta misma página que permitan extender este artículo a los meses siguientes a él, y por supuesto a los resultados de la primera y los vaticinios de lo que a mi juicio sucederá en la segunda vuelta presidencial. Agreguemos además que este artículo fue escrito sólo algunas después que Soledad Alvear depusiera su candidatura presidencial". (José Gabriel Alemparte Mery, Enero de 2006)
Piñera y Lavín; La derrota de las Encuestas
Por J. Gabriel Alemparte Mery*
La reciente aparición de dos nuevas encuestas elaboradas por Benchmark y Time Research, nuevamente despiertan las pasiones en la derecha, y han hecho que la batalla al interior de la Alianza sea cada vez más incierta. Con todo ambos estudios nos permiten comprobar que hasta aquí podemos empezar a vislumbrar a Joaquín Lavín como el gran perdedor, al concitar un contrario voto duro cercano al 51% de los encuestados, que señaló que no votaría bajo ninguna circunstancia por el Ex Alcalde. Pero además nos permite señalar algo que se hace cada día más patente, y esto es, que Sebastián Piñera no ha logrado levantar una candidatura que hasta aquí sólo se ve contagiada de la personalidad hiperkinetica del candidato pero que de cierta forma comienza a carecer de apoyo político y social, algo muy similar a lo que sucedió con José Piñera en 1993, cuando el entonces hermano del actual candidato levantó una candidatura testimonial que en un principio se erigió como la gran alternativa de captar el voto centrista y descontento, apoyado de importantes segmentos de “independientes”, pero que a la larga sucumbió ante la derecha tradicional compuesta por la UDI y RN que terminaron por apoyar al candidato del sector, el entonces Senador Arturo Alessandri Besa.
La irrupción de Piñera minó definitivamente las posibilidades que la derecha chilena alcance el triunfo en diciembre de 2005. Ello por cuanto si bien Piñera significó a principios de mayo una nueva novedad política que supondría un reacomodo de las fuerzas políticas chilena, lo cierto es que casi un mes y medio después pareciera que todo el efecto mediático conseguido en un primer momento comenzó a desvanecerse y logró un inmovilismo que comienza a percibirse poco a poco en las filas de la candidatura del ex Senador. Y es que lo dramático de todo lo visto hasta aquí en la lucha fraticida que impuso Piñera en la derecha, es que éste último sólo logró producir una merma significativa de votantes a la candidatura de Joaquín Lavín, mientras que ya no logró capturar el voto centrista y descontento de la Democracia Cristiana. Ello resulta claro cuando la encuesta Time Research señala que la votación de Alvear que hasta el momento de su retiro oscilaba entre un 9% y un 13% de apoyo, se mudó en un 53% hacia Bachelet y no a la candidatura de Piñera, que era en definitiva la única y última posibilidad de poder lograr un crecimiento. El golpe de efecto no pudo lograrse. Es más el propio Piñera comienza poco a poco a disputar los mismos votos con Lavín. Paradigmático resulta que ambos empaten técnicamente en el voto presidencial por grupo socioeconómico con un 28% cada uno en los sectores ABC1, mientras que Piñera claramente no ha sabido llegar a los sectores populares (Grupo Socioeconómico D, donde presenta solo un 16% de apoyo).
La única posibilidad de crecimiento del ex Presidente de Renovación Nacional está o más bien estaba en la posibilidad de capturar el voto descontento, principalmente de clase media, de entre 35 y 55 años, más conservadora desde el punto de vista de los temas valóricos, y que por lo general apoyaba a sectores más ligados al mundo Demócrata Cristiano de corte más derechista. Quizás en ello la rápida acción del Presidente de la Democracia Cristiana, Adolfo Zaldívar puso rápido atajo a una posible fuga de votos de la alicaída candidatura de Soledad Alvear, una vez que la propia Ex Ministra se retiró del ruedo presidencial, y le endosó en su mayoría la votación a Michelle Bachelet. Piñera a su vez sólo captura un 26% de la votación de Alvear, lo cual junto a la votación que le quita a su socio político de la UDI, esto es un 32%, le permite hoy exhibir un escuálido 21% o 18% dependiendo de la encuesta que se mire. El problema es que es Lavín cada vez más disminuido no logra aportar una votación que sume a Piñera o viceversa, lo cual claramente demuestra que en una posible segunda vuelta presidencial ambos candidatos serían ampliamente derrotados por Michelle Bachelet.
Piñera a diferencia de Lavín carece de un sustento político real y sólido con bases profundas y arraigadas en sectores populares, algo que la UDI si ha logrado, y por ello Piñera es tan sólo percibido como un candidato de la elite política y económica de Chile. La propia encuesta Benchmark lo ejemplifica demostrando que en los sectores medios y bajos, Piñera sólo suma un 19% y un 16% respectivamente, mientras que en los sectores altos alcanza un 28%, contra un candidato como Lavín que en lo sectores más populares alcanza casi diez puntos más que Piñera con un 25% de apoyo. En ese sentido el liderazgo de Lavín resulta más estable, aunque su votación contraria resulta abismante, con un 51% de personas que señalan que jamás votarían por el candidato de la UDI.
Lo cierto es que faltan algo más de cinco meses y medio para la próxima elección presidencial, senatorial y de diputaciones, y hasta aquí las cosas para una derecha dividida no van bien, y no se auguran mejores, ya que la competencia fraticida entre ambos candidatos se va a ver cada vez más amplificada cuando en cada distrito y circunscripción los candidatos compitan por cada uno de sus candidatos presidenciales de forma separada. Sin duda el trabajo de candidatos como Jovino Novoa y Carmen Ibáñez en la Circunscripción Santiago Poniente, o de Pablo Longueira y Lily Pérez en la Circunscripción Santiago Oriente no va a tender a sumar esfuerzos para capturar votos hacia la derecha, sino que va a profundizar más las rencillas y divisiones internas lo que debilitará las candidaturas de Piñera y Lavín respectivamente. Ello deberá amplificarse además a los sesenta distritos electorales del país, y a las circunscripciones donde se elijan Senadores en esta ocasión. Mientras tanto los diferentes candidatos de la Concertación pese a la competencia tenderán a sumar hacia la candidata presidencial. Sin duda el panorama nuevamente es sombrío para la derecha, y la única posibilidad de salida para aminorar el daño interno será el retiro de alguno de los candidatos presidenciales, algo que hasta aquí es bastante improbable.
A todo el poco auspicioso panorama anterior debe sumarse la fortaleza de la candidatura de Michelle Bachelet que presenta un apoyo cercano al 47% o al 46% dependiendo de la encuesta que se mire, y quien no ha mermado su sólido apoyo pese a la escasa presencia mediática que ha tenido, la falta del cierre de una plantilla parlamentaria y el apoyo formal que se espera que le otorgue la Junta Demócrata Cristiana este 15 de Julio. Transcurrido dicho plazo, y de mantenerse en las encuestas en el mes que resta hasta que la DC le entregue el apoyo oficial a Bachelet, la candidata de la Concertación será difícil de derrotar debido a que esta presenta un apoyo sólido incluso cuando se analizan los atributos de los candidatos por separado, y en donde Bachelet presenta fortalezas frente a temas donde la derecha suele tener más apoyo como la mejora de la economía con un 35%, la capacidad de dar mayor empleo con un 39%, el combate a la delincuencia con un 37%, la mejora de la salud con un 51% entre otras.
A ello debe sumarse además el cambio de asuntos y preocupaciones de los chilenos a la hora de votar. En ese sentido el sostenido crecimiento económico experimentado por nuestro país en los últimos años, y particularmente en el curso de este, y la preocupación del Gobierno del Presidente Ricardo Lagos en dicha materia acompañado de la baja en la cesantía a nivel nacional hacen que una vez más los temas económicos y de empleo estén dentro de la opciones que los chilenos tienen a la hora de votar. Sin duda este será un tema prioritario en los próximos meses, y nos hará recordar lo que el historiador económico ingles Niall Ferguson nos señala en su libro “Dinero y Poder”, y es que “El éxito económico asegura la reelección, y por ende un mal funcionamiento económico conduce a la derrota electoral, en dicho sentido el voto económico funciona como un resorte profundo en la mente de los ciudadanos”. En este sentido recordaremos cada vez más profundamente el lema de campaña de Bill Clinton que permitió la derrota de G.H.Bush en 1992, “It´s economy stupid!!!”.
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